En abierto desafío a las fuerzas militares y policiales que resguardan en gran número el centro de la capital chilena, bajo estado de emergencia, los manifestantes gritaban “Que se vayan los milicos”, sin generarse de momento nuevos enfrentamientos.
Los chilenos están viviendo las protestas más violentas desde el retorno a la democracia en 1990 con el fin de la dictadura de Augusto Pinochet.
Hasta el momento, “la cifra de fallecidos oficiales que tenemos que lamentar en estos últimos dos días es 11”, dijo a periodistas Karla Rubilar, intendenta (gobernadora) de la Región Metropolitana.
Por su parte, el ministro de Salud, Jaime Máñalich, informó que hay 239 civiles heridos -ocho de ellos en riesgo vital- al cabo de estos días de protestas.
El titular de la cartera de Interior, en tanto, dijo que 50 policías y soldados también resultaron heridos. La Fiscalía informó además de 2 mil 151 detenidos en todo Chile.
En este primer día laboral desde el estallido social, muchos empleadores cancelaron las jornadas de trabajo y las clases estaban suspendidas en prácticamente todos los colegios y universidades.
Las autoridades calcularon en 20 mil los puestos de trabajo afectados por la destrucción y la bolsa de Comercio de Santiago caía en las primeras horas de operaciones más de 4 por ciento.
El jefe militar a cargo de la seguridad de Santiago, Javier Iturriaga, decretó este lunes por tercer día consecutivo toque de queda nocturno para hacer frente a las incesantes protestas sociales, que dejan ya 11 muertos en todo Chile.