A partir de información develada por la DEA para dar con el paradero de criminales, se habría desatado la venganza en Coahuila contra familiares y conocidos de los “traidores” del grupo delictivo “Los Zetas”.
“Un Jefe de la DEA envió información muy delicada sobre los jefes Zeta a la Unidad de Investigaciones Sensibles de la Policía Federal… Alguien de esa Unidad informó a los Zeta del riesgo que corrían. Los Treviño Morales ordenaron la venganza relatada”, la información publicada por el periodista Ginger Thompson en meses pasados, fue retomada por el Colegio de México para la segunda parte de la investigación: El Yugo Zeta. Norte de Coahuila 2010-2011.
El documento señala la displicencia con la que fue transmitida esta información sensible, siendo de una típica informalidad que caracteriza relaciones sobre inseguridad entre México y Estados Unidos; a diferencia de los protocolos que éste país sí aplica con entidades como Colombia.
La DEA, según Thompson, negó tener las manos manchadas de sangre, tampoco hizo una evaluación interna sobre el papel de la agencia en los hechos al norte de Coahuila, ni suspendió su relación con la Policía Federal, al contrario abrazó a involucrados al programa de “testigos protegidos”.
El Colegio de México sentenció a la venganza como claro ejemplo de violencia criminal binacional, caso que se encuentra siendo investigado de manera independiente por periodistas y académicos de Estados Unidos y México.