Mientras Barcelona mostraba las cicatrices de una segunda noche de disturbios, con vehículos calcinados en algunas calles, el gobierno y autoridades locales informaban de cortes de carreteras por protestas o neumáticos en llamas en distintos puntos de Cataluña (noreste de España).
Las movilizaciones desatada desde la condena el lunes a nueve dirigentes independentistas a penas de hasta 13 años de cárcel por la tentativa de secesión en 2017, tendrá un punto álgido el viernes, cuando lleguen a Barcelona marchas salidas el miércoles desde cinco ciudades catalanas, para una jornada de masiva concentración y huelga general.
La violencia aumentó la noche del miércoles en las calles de Barcelona tras una manifestación pacífica de miles de personas, cuando jóvenes con la cara tapada se enfrentaron a la policía con cócteles molotov y “objetos con ácido”, según las autoridades, e incluso intentaron sin éxito alcanzar con artefactos pirotécnicos un helicóptero de un cuerpo de seguridad, sin éxito.
La noche del martes, Barcelona ya vivió escenas de guerrilla urbana contra las fuerzas del orden, mientras que el lunes se registraron altercados cuando miles de personas intentaron bloquear el aeropuerto de Barcelona, el segundo más importante de España.
El miércoles, 96 personas debieron recibir asistencia médica en cuatro ciudades de la región, de ellas 58 en Barcelona, anunciaron los servicios sanitarios.
Según el ministerio del Interior, 33 personas fueron arrestadas, 12 de ellas en Barcelona, por la violencia que dejó a 46 agentes de policía nacional y regional heridos, algunos de ellos de gravedad.