Los enfrentamientos en Ecuador aumentaron en las últimas horas con la llegada de miles de manifestantes indígenas a Quito, lo cual provocó la evacuación del Palacio presidencial y el traslado de la sede de Gobierno a Guayaquil.
Las estrechas calles del centro histórico volvieron a convertirse en un campo de batalla entre manifestantes de distintos grupos y la policía, con la quema de neumáticos, lanzamiento de piedras, cócteles Molotov y destrucción masiva de propiedad pública.
En las protestas de este lunes también tomaron parte grupos de izquierdas, sindicalistas y jóvenes de distintas afiliaciones políticas de oposición, a los que se sumaron los primeros indígenas que consiguieron llegar a Quito.
Escenario de fuertes disturbios fue la emblemática plaza de Santo Domingo, a unos cientos de metros de la presidencia y de la que la Policía debió retirarse ante el insistente avance de los manifestantes.
No se ha informado de si se han producido víctimas, y la confusión continuaba en toda la zona en medio de las denuncias por la violenta actuación de las fuerzas del orden en los últimos días.
Por su parte, el mandatario de Ecuador, Lenín Moreno, compareció ante la ciudadanía por televisión y radio para pedir calma y tender la mano a los grupos sociales, a la vez que acusaba al expresidente Rafael Correa, de un “intento de golpe de Estado”.
Lo que ha sucedido no es una manifestación social de protesta frente a una decisión de Gobierno. Aquí hay una manifestación política para romper el orden democrático”, dijo antes de lanzar los dardos a sus tradicionales oponentes estos dos últimos años.
La actual crisis institucional y política en el país comenzó la semana pasada a raíz de una serie de recortes y medidas anunciados por el Gobierno, entre ellos la anulación del subsidio a los combustibles.