Suzanne Hoylaerts, una mujer de 90 años de edad y habitante del municipio de Lubbeek, Bélgica, fue internada tras presentar los síntomas del COVID-19, pero decidió renunciar a su vida a cambio de que los más jóvenes tuvieran la oportunidad de vivir, pues rechazó usar un respirador artificial.
Suzanne fue llevada a consulta a mediados de marzo, al experimentar inicialmente pérdida del apetito. Más tarde empezó a tener otros síntomas y a perder el aliento, por lo que fue hospitalizada y, tras las pruebas, le diagnosticaron COVID-19.
La mujer de la tercera edad requería del uso de un respirador artificial, pero ella optó por no usarlo para que lo usaran pacientes jóvenes infectados con COVID-19.
”No quiero respiración artificial. Guardadla para pacientes más jóvenes. Yo ya he tenido una buena vida”, les dijo la mujer a los médicos según contó Judith, su hija, al diario Het Lasste Nieuws. ”No lloréis, hicisteis todo lo que pudisteis, tuve una buena vida”, dijo la mujer antes de fallecer.
La decisión fue aceptada por los especialistas y en los días posteriores su estado de salud empeoró. Debido a la baja concentración de oxígeno en su organismo, Suzanne falleció el pasado 22 de marzo, dos días después de haber sido ingresada en el hospital.
Suzanne Hoylaerts, 90, sick from #COVID2019 refused the breathing assistance. She told the doctors : "I had a good life, keep it for the younger ones".
She died few days ago.
We will not forget her sacrifice.https://t.co/UH2odgAH5t
— Nicolas Quénel (@NicolasQuenel) March 27, 2020