En la conferencia sobre el reporte del coronavirus, explicó que a diferencia de lo que ha ocurrido en países europeos, donde la mayor proporción de muertes se ha dado en adultos mayores, en México el riesgo de fallecimiento aumenta en personas más jóvenes por la elevada prevalencia de enfermedades crónicas descontroladas, principalmente obesidad, diabetes e hipertensión arterial.
La evidencia está en que la mitad de los 970 decesos registrados hasta ayer eran de individuos de 59 años de edad.
Advirtió sobre la importancia de no minimizar la pandemia de Covid-19 y comprender que estamos ante un fenómeno de daño a la salud, históricamente importante, que no se había visto
en los últimos cien años. La última epidemia de magnitud similar a esta se presentó en los años 1918-1919 y fue de influenza. Causó millones de enfermos y centenas de miles de muertes.
Ahora, con Covid-19 la experiencia de otras naciones ha sido la sobresaturación de hospitales con enfermos que han tenido una progresión extraordinariamente rápida
en cuanto al número y la gravedad. Conforme avanza la transmisión del virus también aumenta la demanda de hospitalización, sobre todo de quienes se encuentran en estado crítico y necesitan apoyo ventilatorio.
Subrayó que el manejo clínico para los afectados es con medidas generales de soporte con el fin de conservar la funcionalidad del organismo, hasta que éste tiene los mecanismos de reparación que le ayuden a salir adelante. No obstante, en personas con enfermedades prexistentes como las señaladas, el panorama se complica y de ahí el incremento de la mortalidad.
Con información de LA JORNADA