Después de 4 días, el presidente de México, Enrique Peña Nieto ha hablado por primera vez en público de las denuncias de espionaje contra periodistas y activistas.
“Ninguno de los agraviados puede demostrar que su vida se haya visto afectada, lastimada por esas supuestas intervenciones y por ese supuesto espionaje” ha dicho contra los señalamientos de Carmen Aristegui y Carlos Loret de Mola, entre otros periodistas y defensores que han acusado al gobierno por el contagio a sus teléfonos móviles con el malware Pegasus.
“Somos una sociedad que las más de las veces nos sentimos espiados”, ha dicho el presidente en una inauguración de un parque industrial en Lagos de Moreno, en el Estado occidental de Jalisco. También ha admitido que recibía mensajes de “origen desconocido”. “Procuro ser cuidadoso en lo que hablo telefónicamente”, ha dicho el presidente, al que unos días antes se le había acusado de espionaje.
De igual manera, el mismo día que el periódico estadounidense The New York Times publicó la nota del programa de espionaje dijo que no había prueba alguna de que agencias del gobierno fueran responsables del supuesto espionaje, aunque no negó la acusación.
El mandatario ha reconocido que las autoridades tienen herramientas para realizar esas tareas, pero que se utilizan solo para vigilar la seguridad del país y no para intimidar a miembros de la prensa.
El día de ayer mencionó que ordenó a la Procuraduría General de la República (PGR) que inicie una investigación para determinar si las afirmaciones del supuesto espionaje tienen sustento.
